Otro aniversario para Umbrales.

Han transcurrido tres años ya, desde que inicié mi trayectoria profesional a través de un proyecto dedicado a la Gestión Cultural, Umbrales.

Esta iniciativa surgió para dar respuesta a la constante necesidad de la difusión cultural en cualquiera de sus expresiones y representaciones, aunque enfocando la mirada hacia el dialogismo entre literatura y las artes audiovisuales.

Como gestora cultural independiente me interesa la Gestión y Evaluación de Acciones Artísticas Contemporáneas.

Mi carta/menú de servicios:

  • Soluciones enmarcadas en el Sector Creativo-Cultural.
  • Comunicación, Consultoría, Dinamización, Producción y Distribución de Acciones Culturales.
  • Áreas de especialización y consultoría:

–        Asesoramiento y apoyo a los sectores de la cultura en su contribución al crecimiento de la economía, con especial hincapié en la diversidad cultural.

–        Diseño e implementación de proyectos que integren artes escénicas, artes visuales, sector editorial y patrimonio.

–        Interés e investigación en la aplicación de las TIC en la cultura y la sociedad, herramientas y estrategias para el desarrollo local.

–        Diseño y montaje de exposiciones permanentes y temporales.

Si queréis saber un poquito más sobre mí:

https://es.linkedin.com/in/oliviaalipalacios

https://about.me/umbrales

Mi Branding social ha ido ampliándose a lo largo de los días, semanas y meses hasta alcanzar una media de un centenar de creaciones publicadas para la visualización de Umbrales en las principales RRSS: Facebook, Twitter e Instagram.

Aquí os muestro una recopilación en miniatura:

 

 

 

Con motivo de esta celebración, ya sólo me queda dar mil gracias por el apoyo a todos los amigos y seguidores; sin vuestro interés por la cultura este proyecto, los recién llegados y los venideros, no serían posibles…

Edited by Olivia Palacios.

Tarde en el Centre Pompidou Málaga.

Hace unos días visité el Centre Pompidou Málaga y hoy os muestro una breve crónica en imágenes de lo que pude contemplar en su interior.

Antes de nada recordar que el edificio consta de dos plantas repartidas en 6300 m2 de superficie; ubicado en la confluencia de los Paseos de La Farola y de Los Curas, Muelle 1 y Muelle 2 del Puerto de Málaga. A su vistosidad exterior se añade la planta superior diáfana, que finaliza con una claraboya de acero y cristal actuando como lucernario.

Está creado pensando especialmente en el disfrute de aquellos que “no suelen frecuentar los lugares de cultura”, según reza su ideario y su objetivo es “promover el acceso del gran público al arte de nuestro tiempo”.

Yo pude comprobar durante mi estancia como público de todas las edades, paseaba por sus salas dirigiendo  miradas a cada una de las paredes, instalaciones y vitrinas repletas de mensajes artísticos, que animan constantemente al espectador a repensar el arte y participar de él.

Esta política participativa comenzó en Centro Pompidou parisino hace ya más de 30 años siendo pioneros en realizar talleres para jóvenes y ofreciendo distintos tipos de recorrido destinados al público general: a día de hoy, pueden hacerse visitas autónomas (con audioguía, textos, folletos y carteles) o con acompañamiento, adecuándose al grado de interés que cada público requiera; pudiendo ser temáticas, pedagógicas e incluso «flash», visitas cortas en las que “se experimentan nuevas formas de observar las obras en compañía”.

 

 

 

Visita de la colección permanente:

90 piezas: Francis Bacon, Georg Baselitz, Constantin Brâncuși, Alexander Calder, Marc Chagall, Giorgio de Chirico, Max Ernst, Alberto Giacometti, Jean Hélion, Frida Kahlo, Fernand Léger, René Magritte, Joan Miró, Francis Picabia, Pablo Picasso, Antoni Tàpies, Jean Tinguely y Kees Van Dongen.

En el recorrido se tratan cinco temas: la metamorfosis, autorretratos, el hombre sin rostro, el cuerpo político y el cuerpo en pedazos.

Christian Boltanski expone un gran almacén de ropa que cubre la totalidad de las paredes de una sala con prendas de vestir, para hablarnos de de los cuerpos y el recuerdo.

Anette Messager me impresionó con sus pequeños pájaros disecados vestidos con ropa de bebé realizados en lana e hilo por la artista.

Visita de la colección temporal:

El festival multidisciplinar Hors Pistes llegó con la lucha ciudadana como eje central y con un nutrido programa expositivo, cinematográfico y de performances. Bajo el nombre El arte de la revuelta, exhibe cuerpos en lucha que se reagrupan para defender la democracia a través de dispositivos documentales, poéticos o participativos, concebidos por una selección de artistas internacionales que en su pluralidad, se ensamblan para construir un archivo sensible de nuestros movimientos, solitarios o colectivos, erigidos en los bastiones inquebrantables de la defensa de la democracia.

Cinco años, prorrogables a otros cinco, son los que estará el Centre Pompidou Málaga.

Os recomiendo una tarde parecida…

Edited by Olivia Palacios.

Cambios en el proceso productivo de las Industrias Culturales: creación, producción y distribución.

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Creación, producción y distribución de la cultura by Olivia Palacios.

E. Bustamante, nos advertía de las múltiples caras que emergen de la confrontación de las industrias culturales con la era digital.

Inmersos en los recientes hábitos de consumo cultural, los agentes creativos de la era analógica ansían nuevas posiciones en los soportes digitales para rentabilizar recursos y contenidos de masas de las antiguas industrias culturales para renovar su eficiencia original.

Asistimos a la visión de un paisaje de coexistencia entre productos y servicios culturales con antiguos y nuevos soportes. La aparente armonía se torna descompensación en cuanto a los cambios a acometer debido al impacto en la aparición y desarrollo de las tecnologías digitales. Es innegable el cambio en las bases, relaciones y equilibrios sobre las que se asentaban conceptos tales como: creación-producción y distribución.

Cuando M. Horkheimer y T. Adorno hablaron de industrias culturales en Dialéctica de la Ilustración, vislumbraron uno de los campos más dinámicos de la economía y la cultura mundial. Las llamadas IC adoptaron los modos de producción industrial gracias a que la tecnología permitía, además de la reproducción, su circulación a grandes distancias, la recepción tecnificada de sus contenidos y su expansión masiva lo que hizo posible su comercialización.

Las industrias culturales han sofisticado su producción encontrando circuitos globales de distribución de sus productos. Lo han acompañado procesos de consumo y de apropiación cultural que han convertido sus realizaciones en parte fundamental de la economía y la cultura global. Fueron definidas por la UNESCO como “un sector que conjuga la creación, la producción y la comercialización de bienes y servicios, en los cuales la particularidad reside en la inteligibilidad de sus contenidos de carácter cultural”.

Ya se entiendan como “un conjunto de ramas, segmentos, y actividades industriales auxiliares y distribuidoras de mercancías con contenidos simbólicos, concebidas por un trabajo creativo, organizadas por un capital que se valoriza y destinados finalmente a los mercados de consumo, con fines de reproducción ideológica y social” (Ramón Zallo, 1988), las industrias culturales disfrutan de unas características comunes: bienes y servicios culturales, que tienen como centro la creatividad.

Por escalones del proceso productivo pese a su interrelación paso a desglosar los cambios observados en la creatividad.

Sobre la creación.

Aparentemente se necesita talento y lo demás es secundario. Sin embargo, esta creación se atisba eventual y comercializada, ya que es el acto de creación lo que se va a comercializar en manos de la IC. Por ello no debemos considerarlas industrias de la reproducción. El eje creativo de las industrias culturales tiene diferentes expresiones, obedece a tradiciones culturales y estéticas diversas, convoca la presencia individual del creador o la de grupos de creación, suele ser un proceso en que se articulan esfuerzo de diferente naturaleza y en los que aparecen nuevas posibilidades y nuevos oficios.

Las IC vinculan la cultura con la economía, y a la vez ubican a la creatividad, en el contexto de una producción industrial avanzada. De mano de la tecnología, la economía asienta las bases de industrias cada vez más modernas, masivas y rentables.

La era digital parece estar demostrando cómo la creatividad crece gracias a la tecnología y las técnicas de marketing. Los fenómenos de fusión organizan de otro modo la propiedad de las industrias culturales. La creación de grandes corporaciones, junto a las posibilidades de la tecnología, que hacen posible la convergencia intermedial, generando empresas de información, cine, música, productoras de televisión.

Sobre la producción.

Sus cambios favorecen el abaratamiento de costes variables para los productos materiales tales como libros, discos, videos, prensa. Descienden las barreras de entrada de cada sector y la competencia entre nuevos actores aumenta. La demanda se ve favorecida por el abaratamiento de los precios y los “mejores” accesos a la cultura y la comunicación. Hacen aparición nuevas formas de financiación y enormes economías de escala que impulsan las IC hacia la concentración.

Se desmaterializan los productos editoriales con un notable abaratamiento de costes ante la multiplicidad de la oferta a disposición de los consumidores materiales e inmateriales. Cambian las formas de servicio los contenidos ya sea individual o empaquetada.

La producción se lleva a cabo a través de complejas cadenas productivas, y la difusión a partir de numerosas “ventanas” por las que circulan a la vez varias realizaciones culturales.

Sobre la distribución.

Para difundir y promocionar se necesitan soportes tecnológicos, medios, equipos técnicos, personal cualificado, es decir, el creador necesita una infraestructura que le permita su difusión y reproducción de la obra. El poder tradicional de los distribuidores se cuestiona, principalmente sus estructuras de poder que atenazaban los productos y el pluralismo del mercado. Luchando por mantener, adecuar y extender sus posiciones de poder, lo que favorece las alianzas intersectoriales. Las ventas off line encuentran límites, en las online la distribución se libera de la producción con consecuencias y rentabilidad más favorables para esta última.

Las tecnologías digitales sugieren una disminución de los costes de creación de contenidos y servicios, atractiva desde la oportunidad encaminada hacia una democratización y expansión de la creatividad. Pero todo cae en saco roto debido a la continua experimentación en nuevos formatos y sobre todo, de lenguajes con alcance minoritario. Esto es debido a que las grandes corporaciones no se resignan en cuanto al logro de beneficios a corto plazo y dirigen sus objetivos hacia colectivos independientes. Lo que se produce se consume y la rentabilidad aumenta.

Se entrecruzan los caminos de la economía y la cultura, y estas intersecciones suelen ser conflictivas. Existen empresas de contenido que se fusionan con empresas de tecnologías, dando lugar a poderosas organizaciones mediáticas con capitales inalcanzables.

En la producción cobra importancia el agregador de contenidos, ocupado del ensamblaje de los mismos para todo tipo de servicios culturales. Esta figura compite con el creador reivindicando sus propios beneficios.

Se da más importancia a producciones masivas que sólo se ven solapadas por las interactivas (segmentadas por gustos, tiempos y capacidades adquisitivas). La guerra de sistemas y estándares enraizados en proteccionismos e intereses económicos atenta contra la expansión de las nuevas redes y la democratización cultural.

La desintermediación de los mercados con el consumidor es la tendencia aunque encubierta con vías de re-intermediación. El beneficio y el poder del mercado siguen intactos frente a la competencia.

La ideología del “todo mercado” rechaza cualquier vía que mantenga reductos no comerciales. Todo ello choca con los usuarios/consumidores, su voluntad y conquista de prácticas y usos.

Junto a la existencia de productos culturales globales, la fragmentación de los contenidos y los mercados en segmentos apunta hacia una recomposición de esta relación global-nacional en algunas “empresas abiertas”.

Las industrias culturales comportan modos de vida, axiologías y sistemas de conocimiento. El núcleo de su negocio consiste en transformar contenidos culturales en “valores económicos”, de ahí su expansión irrefrenable y su importancia no sólo como factor cultural sino de crecimiento económico.

Su constante evolución como sistema de actividades de producción e intercambio cultural sujeto a las reglas de mercantilización, en las que el trabajo está más organizado entre los productores y sus productos, y entre las tareas de creación y las de ejecución, da lugar a una pérdida cada vez mayor de control de los artistas sobre sus creaciones.

Demasiados interrogantes quedan abiertos… ¿No os parece?

Edited by Olivia Palacios.

 

La Administración Pública como Agente Cultural. Andalucía.

La Constitución de 1978 diseñó una estructura descentralizada de la administración pública que se refleja en tres niveles: la Administración del Estado, la Administración Autonómica y la Administración Local, a los que se añaden las Diputaciones Provinciales y otros entes locales.

Este reparto es reflejo del carácter descentralizado, donde los entes territoriales tienen atribuidas la mayor parte de las competencias en cultura. Según la distribución competencial establecida en la Constitución, los tres niveles tienen atribuciones genéricas en materia de cultura, lo que hace que predomine el principio de concurrencia.

El desarrollo de las competencias culturales autonómicas ha dependido, en gran medida, del grado de definición cultural de la Comunidad, de los contenidos concretos de los Estatutos de Autonomía (ley de cada Comunidad en la que se recogen las competencias autonómicas), y de la voluntad y de los recursos de cada Comunidad para llevar a cabo la acción cultural, que  parten generalmente de una visión cultural concreta, no teniendo demasiado en cuenta el principio de participación ciudadana, su pluralidad y riqueza.

Puesto que la Administración pública central sirve con supuesta “objetividad” a los intereses generales de tal forma que, cualquier actividad ha de desarrollarse en virtud de pautas estereotipadas sin criterios subjetivos, se da el caso que en Andalucía, como en otras comunidades autónomas especiales culturalmente hablando, los intereses generales no siempre coinciden con los intereses particulares de la propia comunidad autónoma, en nuestro caso, Andalucía.

Andalucía, a lo largo de su historia, ha compilado un rico acervo cultural, una interculturalidad de prácticas, hábitos y modos de vida que se ha expresado a lo largo del tiempo sobre una unidad de fondo que acrisola una pluralidad histórica, y que se manifiesta en un patrimonio cultural tangible e intangible, dinámico y cambiante.

Por ello, la Junta de Andalucía creó la Consejería de Cultura, que ha ido actualizando poco a poco y a lo largo de los años, los objetivos de las políticas culturales.

Su organigrama es el siguiente:

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Fuente: Consejería de Cultura y Deporte. Junta de Andalucía. http://www.juntadeandalucia.es/culturaydeporte/web/

 

Paralela e independientemente de la Administración central, la Consejería de Cultura intenta promover, no sin desaciertos,  los avances tecnológicos , las nuevas variables a tener en cuenta en la financiación de la cultura, el nuevo papel de creadores, usuarios, ciudadanía, administradores y gestores culturales, la estrecha interdependencia de la cultura con otras dimensiones de las políticas en los territorios, la configuración de un nuevo espacio público, así como las condiciones de redefinición de las redes europeas e internacionales de la cultura.

Con todo, la apuesta por un modelo cultural, en tiempos de incertidumbre sobre el papel de las instituciones y de las políticas públicas de la cultura, no está solo en su definición de objetivos, ni siquiera en el desarrollo de sus planes, sino también en los valores que se quieren impulsar con cada una de las acciones y en el modelo institucional que se configure a lo largo del tiempo.

La Comisión Europa 2020 propone la “unión por la innovación”, en ese sentido, la cultura es definida como ámbito de generación de ideas y formas expresión diversas que colaboren en el desarrollo y la generación de riqueza en los territorios; con sus dos caras, hacia dentro, atendiendo a la identidad y a la cohesión, y hacia fuera, atendiendo al intercambio-apertura, la diversidad riqueza y la variedad de agentes y actores culturales, promoviendo la reflexión, la investigación y el debate en torno a las nuevas prácticas y culturas digitales, así como la creación de redes de conocimiento.

La defensa de la cultura como identidad debe partir de la educación y puesta en valor de la creatividad y el conocimiento. Y a su vez, el talento como origen puesto al servicio del sector productivo, la capacidad innovadora y de creación de empleo a través de la explotación de la propiedad intelectual, hace que nuestras industrias creativas y culturales hoy sean una oportunidad para abordar social, cultural y económicamente un nuevo tiempo en una nueva ciudadanía europea.

Tras el análisis expuesto sobre la Administración autonómica, debe ser ella la más capacitada para llevar a cabo las políticas culturales mediante una repartición profesionalizadora de funciones coordinadas.

Otro debate diferente aparece cuando el consenso político y territorial no van de la mano de la Administración Central, encontrando en ella un enemigo a esquivar y derrotar, en lugar de un aliado para ganar la ansiada democratización cultural, tan necesaria en tiempos de crisis económica, social, política y moral, y donde la cultura es la base para el desarrollo de la sociedad futura.

Las Administraciones públicas autonómicas se reconocen pues, como los verdaderos agentes culturales defensores de las diferencias conjugadas con la diversidad social y cultural en convivencia mediante la difusión de bienes tangibles e intagibles provenientes de la creatividad territorial.

Edited by Olivia Palacios.

 

 

 

 

 

 

 

Cultura y Comunicación. La relación entre la Gestión Cultural y la Comunicación.

Actualmente, la comunicación forma parte del núcleo estratégico y vital de una gran parte de la cultura. Son muchas las actividades culturales y los creadores que tienen como propósito darse a conocer mediante la comunicación, ante unos públicos concretos de manera anticipada para motivar reacciones en los mismos, buscando una mayor participación en el consumo cultural actual. En este punto es evidente que la comunicación es un aliado de la cultura.

La cultura como bien económico necesita el apoyo de la comunicación a través de los medios, pero a mi parecer la clave subyace en el papel del gestor cultural en materia de comunicación, ya que la gestión cultural implica mucho más que buscar reacciones de un público potencial, lo que realmente «busca» es activar ciertos recursos y relaciones para promocionar y difundir las creaciones culturales desde su origen, y no sólo a su término como lo propone la simple comunicación mediática. Es un paso más para transmitir los verdaderos mensajes culturales.

El gestor cultural ha de valerse de la comunicación como herramienta difusora de cultura desde el desarrollo de la misma, su ejecución, su seguimiento y evaluación.

Relación entre Gestión Cultural y Comunicación. Imagen by Olivia Palacios.

Relación entre Gestión Cultural y Comunicación. Imagen by Olivia Palacios.

La cultura vista como mera rentabilidad productiva utiliza la comunicación empresarial y el marketing para lograr una respuesta cómplice entre la sociedad. Paralelamente, conocemos la existencia creciente de creadores independientes, que no creen en los medios de comunicación como difusores de sus obras. Muchos blogs culturales no se valen de los medios de comunicación ni de la publicidad para la difusión de sus contenidos, aquí la comunicación es el simple «boca a boca».

Siguiendo los dictados de U. Eco, vemos como «los medios ponen los bienes culturales al alcance de todos, adecuando el contenido muchas veces, al nivel del receptor” *, esto es, haciendo que la asimilación sea más simple e incluso superficial. Por ello, en demasiadas ocasiones el público ciudadano y/o consumidor cultural está sometido a las leyes de la oferta y la demanda, simple y llanamente.

La gran esperanza consiste en que comunicación y gestión cultural avancen en una relación proactiva que valore la cultura con bien común (en todas sus facetas) y no como mero bien económico, que limita numerosas expresiones culturales y cómo no, su difusión.

Debido a las especiales circunstancias políticas y económicas actuales y a la abundancia de oferta cultural, se reabre el debate incesante sobre el tamaño, potencia, capacidad de producción, tipo de contenidos, forma de gestión y financiación que debe tener la comunicación cultural dentro de las políticas públicas, debiendo garantizar la igualdad de acceso al alcance de todos de esta amplia oferta cultural, siendo:

  • Un instrumento para el desarrollo y la creación de formatos innovadores y un buen canalizador de la creatividad.
  • Una ventana fundamental para el desarrollo, fomento y potenciación del tejido industrial cultural nacional.
  • Una exportación de nuestra realidad social que debe potenciarse hoy más que nunca, dando difusión a la cultura como fomento de los valores sociales plurales y participativos que nos lleven a desarrollar alternativas entre todos: creadores, difusores y público.

Previamente a la llegada de las redes digitales, la Industrias Culturales gozaban de un importante peso en la economía y de una elevada influencia cultural y política. Hoy, ante la globalización económica, existen claras preocupaciones en distintos países sobre los efectos de la “cultura de masas”, las identidades nacionales, la economía, el empleo, y la democratización mediante el desarrollo integral de los pueblos teniendo en cuenta su diversidad.

La comunicación juega un papel indispensable en esta «democratización cultural ideal» aunque paradójicamente, los medios de comunicación también se globalizan y los resultados podemos verlos cada día en radio y televisión. La alternativa llega con la información a través de internet, pero todas las personas, a pesar de lo que podamos pensar, no disponen del uso de las TICS.

El público consumidor aparece “solapadamente” guiado por las prácticas de consumo que aleccionan sus gustos. Aparecen nuevos paradigmas “culturales” basados en modas encubiertas que hacen que los ciudadanos respondan ante la oferta de nuevos productos disfrazados de cultura. Estos productos se encarecen alarmadamente y pasan al olvido de la misma manera. Se crean nuevos sujetos- meramente consumidores- en masa, o disgregados en grupos de masas según la demanda existente.

La competencia económica nunca desaparece de la escena.

*U. Eco, Apocalípticos e Integrados: «Cultura de Masas y Estética Kistch», Ed. Fabula Tusquets, 1995.

Edited by Olivia Palacios.

Eufònic, Arts sonores i visuals a les Terres de l’Ebre. Un extraño y fantástico festival.

Eufònic, Arts sonores i visuals a les Terres de l’Ebre es una experiencia para los sentidos.

Reunión de acciones audiovisuales, exposiciones, danza, música eléctrónica, talleres y campus de aprendizaje para todas las edades. Todo en un enclave natural, el Delta del Ebro. Sus instalaciones efímeras y permanentes dibujan un paisaje cultural más allá de la simple contemplación y consumo. Un laboratorio de experimentación con las tendencias artísticas más actuales.

Un proyecto de difusión musical en perfecta sintonía con las performances visuales.

Eufònic. Imágen by Olivia Palacios.

Eufònic. Imágen by Olivia Palacios.

El Mercat Vell, un espacio industrial  vacío detrás del mercado local en Sant Carles de la Ràpita atrajo a multitud de público. Un recinto experimental recuperado y adecuado para nuevos usos culturales. Un gran acierto en torno a la recuperación de espacios en desuso dentro del marco de las políticas culturales locales.

Mercat Vell. Imagen propia.

Mercat Vell. Imagen propia.

Mercat Vell. Acción audiovisual. Imagen propia.

Mercat Vell. Perfomance. Imagen propia.

Mercat Vell. Perfomance. Imagen propia.

Otro enclave natural, los Ullals de Baltasar (surgencias de agua dulce que emergen con formas redondeadas). Un escenario ideal para disfrutar de la música en directo acompañada de un buen vermut.

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Ullals de Baltasar. Imagen propia.

Un encuentro donde las salinas, los arrozales y su fauna estuvieron muy presentes. Una apuesta por aunar nuevas tendencias artísticas con espacios naturales y urbanos.Enfatizar el territorio a través de la cultura.

Patrick Trudeau nos mostró cómo puede cambiar el paisaje a través de unas gafas multimedia Epson Moverio. La tecnología en conversación con la naturaleza.

Estas tierras del Delta del Ebro semi-inundadas, se han convertido durante unos días del mes de septiembre en una exhibición de propuestas artísticas dirigidas a un público ampliamente intergeneracional.

Cartel dedicado al entorno natural.

Cartel dedicado al entorno natural.

Eufònic. Un festival para no dejar de mirar.

Edited by Olivia Palacios.

Verano cultural.

Durante el verano me tomaré vacaciones blogueras.

Imagen:

Imagen: «Holidays» by Olivia Palacios.

En septiembre continuaré añadiendo entradas, para ir dando cada día más vida a esta aventura profesional que llamé hace ya algún tiempo, Umbrales by Olivia Palacios y su concepto de blog, «Conversaciones paulatinas» enfocado a  la difusión cultural.

Buen verano cultural. Good cultural summer. Bon estiu cultural.

Edited by Olivia Palacios.

Centro Federico García Lorca o la cultura de los suspiros.

Centro Federico García Lorca. Imagen: Diario Público.

“Para los barcos de vela,/Sevilla tiene un camino;/por el agua de Granada/sólo reman los suspiros”.

Federico García Lorca (*).

En un idealizado intento hacia la construcción más plural e individual de la identidad, mediante el fomento de la cultura como cuarto pilar de desarrollo de las ciudades y sus habitantes, se configuró en Granada a partir de influencias internacionales y locales, la creación del Centro Fundación Federico García Lorca, proyecto que nació fruto de un largo proceso por difundir su obra y con la intención de cumplir el deseo familiar de reunir en la ciudad de Granada el legado lorquiano.

Haciendo un poco de historia – indispensable en el asunto que nos ocupa-, la andadura de este ambicioso proyecto comenzó el 21 de febrero de 2004 con la firma del Protocolo de Colaboración entre el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Granada, la Diputación de Granada, la Residencia de Estudiantes y la Fundación Federico García Lorca.

Posteriormente, la Fundación Federico García Lorca presentó ante la Dirección General de Fondos Comunitarios del Ministerio de Economía y Hacienda la propuesta de creación del Centro.

En mayo de ese mismo año (**), el Comité de Seguimiento del POI de Andalucía aprobó el proyecto y se decidió que el Fondo Europeo de Desarrollo Regional financiara el importe de 6.946.843 euros (75 por ciento del coste total de la primera fase del Centro). Esta decisión fue confirmada oficialmente por la Comisión Europea. Todas las instituciones que habían firmado dicho Protocolo se volvieron a reunir el 7 de julio de 2004 y pusieron de manifiesto su compromiso de acometer la construcción del Centro Federico García Lorca por un importe total de 18.524.913 euros.

El 4 de marzo de 2005 las citadas instituciones firmaron el Convenio de Colaboración para la creación del Centro Federico García Lorca, en el que se concretaba definitivamente la participación de cada una de las instituciones involucradas en el proyecto, estableciendo así las bases para su correcta ejecución. Asimismo, este convenio suponía la antesala del “Consorcio Centro Federico García Lorca”.

El Consorcio nació tras años de disputas en 2007. Se perdió dinero de parte de los fondos europeos por un retraso en los plazos. Reunidos acordaron solicitar un crédito hipotecario a cargo de las administraciones implicadas para hacer frente a los 4,5 millones de sobrecoste (los 18,5 iniciales se han elevado hasta 23). Para ello era necesario que el Ayuntamiento registrara a nombre del Consorcio la parcela en la que se ha construido el Centro. Según ese acuerdo, Gobierno, Junta y Ayuntamiento asumirían el 30% del préstamo y la Diputación el 10%.

Pasados los años, los responsables políticos continúan hablando de “voluntad”, pero el entendimiento no llega. Hoy nuevamente, la incertidumbre política derivada de los resultados de las elecciones municipales y autónomas ha llevado a Ferrovial a decidir no entregar el edificio para su apertura el pasado 5 de junio, por desconfianza en cuanto a los pagos adeudados con la empresa.

El equipamiento cultural Centro Federico García Lorca es un proyecto, que transcurridos nueve años sigue sin inaugurar. Año tras año espera convertirse en una referencia internacional en torno a la figura de Lorca, pero sigue acumulando retrasos. Su historia ya puede describirse como despropósito institucional.

El objetivo estratégico del Plan en materia cultural recogido en el Documento Marco PEG 2007 del Consejo Social de Granada era el siguiente: “Consolidar a Granada como referente cultural”.

La Fundación Federico García Lorca, aspiraba a convertirse en referencia de la cultura contemporánea, responsabilizándose, por un lado, de la conservación y la difusión de los fondos de la Fundación Federico García Lorca, que actualmente se encuentran depositados en la Residencia de Estudiantes de Madrid, y atendiendo, por otro, las manifestaciones artísticas del panorama internacional y desarrollando una amplia labor en la acción pedagógica con niños y jóvenes en su relación con las diversas disciplinas artísticas en un centro ubicado en un lugar clave de la ciudad, a pocos metros de la Catedral, en pleno centro histórico urbano (***).

La mala gestión por parte de los organismos de colaboración, inmersos en continuas discusiones sin que haya una aceptación clara de la responsabilidad ante el compromiso cultural con el proyecto analizado.

Es ilusorio pensar en intereses comunes en materia de Política Cultural respecto al caso que nos ocupa (por no hacer acopio de más ejemplos que podrían claramente ilustrar la situación del Plan en lo referente al fomento de la cultura en la ciudad).

Los intereses comunes, dejan paso demasiado pronto a los intereses concretos del propio Ayuntamiento en materia cultural. Estos intereses concretos no son el fomento de la creatividad, de la participación ciudadana. El interés concreto es conseguir dinero a corto plazo devenido de un turismo masivo de fin de semana o de períodos académicos, dejando de lado la cultura como motor de desarrollo urbano.

Mucha floritura y pocas acciones comunes a favor de una apuesta fuerte por la cultura. Junta de Andalucía y Ayuntamiento no son un matrimonio bien avenido (la separación ideológica y de actuación cultural es nula). El horizonte compartido tiene unas distancias infinitas.

Tuvieron la oportunidad de desarrollar el proyecto en tiempo de bonanza económica (presupuestos, ayudas y subvenciones) y con la cofinanciación era factible. Ahora, la imagen de la ciudad queda bastante dañada, ya que son habituales los comentarios de residentes y visitantes acerca de la situación del proyecto tras visualizar el entorno del mismo.

A ello se añade la movilidad del mismo entorno, una plaza con desniveles no favorece la accesibilidad. La plaza en la que se ubica también tenía un proyecto de adecuación a la accesibilidad de los usuarios, que se ejecutaría tras la finalización del Centro. Todo es parte de un sueño del que muchos hace tiempo que despertamos. La realidad lo refleja sobremanera. Un complejo conjunto de incoherencias que van haciendo que el proyecto pierda la ilusión de la ciudadanía.

La ciudadanía y los medios escritos hacen visibles sus críticas al proyecto y su ejecución tras estos 9 años de desgaste cultural del mismo.

Portada Granada Hoy, Jueves 4 de junio, 2015.

Portada Granada Hoy, Jueves 4 de junio, 2015.

La política cultural de la ciudad de Granada tiene todavía mucho que aprender y poner en desarrollo, ya que para el Plan Estratégico se basó en la Agenda 21 Local y muchos de sus objetivos se han quedado sobre el papel.

En Granada, el Ayuntamiento presume de tener a disposición de residentes y visitantes un circuito cultural en torno a la figura de Lorca, aunque el proyecto del Centro Federico García Lorca sigue esperando la culminación del circuito deseado.

teatro talleres acorazado biblioteca

PASAJE-VESTÍBULO. Espacio en torno al cual se desarrollará la vida del Centro, un gran salón que participará de la vida del barrio y de la ciudad.

sala-exposiciones

Proyecto Centro García Lorca. Eea Grants España. Enlace: http://www.eeagrants.spain.cfglgranada.es/proyecto-centro-garcia-lorca/

Puedo concluir mi análisis diciendo que la cultura no puede esperar más suspiros.     Nuestro Centro Fundación Federico García Lorca proyectado como fin del círculo lorquiano en la ciudad está vallado, parado y sin futuro inmediato. La cultura que fluye a través de Lorca se está viendo estancada en manos del conservadurismo más obsoleto en tiempos de postmodernidad cultural.

La cultura tiene que seguir su camino al margen de discusiones políticas e intereses económicos a corto plazo. La cultura afortunadamente sigue siendo intangible en muchos de sus ámbitos, tendremos que disfrutarla desde ellos.

Fuentes:

(*) Fragmento del poema «Baladilla de los tres ríos». Incluido en Poema del Cante Jondo – Romancero Gitano (Conferencias y Poemas). Edición de Allen Josephs y Juan Caballero. Cátedra, Letras Hispánicas, 1996.

(**) Centro Federico García Lorca – Fundación Federico García Lorca.

(***) loc. cit.

Actualidad: http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/63215-ferrovial-bloquea-la-entrega-del-centro-garcia-lorca-en-granada-por-la-incertidumbre-politica

Edited by Olivia Palacios.

«Arte». Mirar y contemplar.

«Al otro lado de las cenizas y hogares incendiados del pasado,
ante las puertas del futuro (…)»

Naum Gabo: Manifiesto realista, Moscú, 5 de agosto de 1920.

Imagen:

Imagen: «Película» by Olivia Palacios.

El término «arte» se difumina y gira entre sus posibles definiciones en aras de la contemporaneidad. Son demasiadas las “etiquetas” aplicadas a sus valores y posibles funciones en la sociedad que nos ha tocado vivir.

En la antigüedad parecían tener más claro el término «arte» separaba lo simbólico e íntimo del ser humano elevado o sublimado en unos bienes que no perseguían el simple reconocimiento económico, sino la identificación con significados más privados. Ahora esta sublimación se ha desvanecido.

Todo no ha sido siempre “arte, ni ha de serlo hoy tampoco. Las dimensiones del término están cada día más desbordadas y difusas, por lo que intento interiorizar mis reflexiones acerca de qué podemos entender por “arte” y por “bien artístico” y qué es un simple producto de mercado (visión materialista y utilitarista) disfrazado de cultura.

Es evidente que los tiempos cambian y que el arte es visto desde la evolución de sus propios contenidos originales, pero habida cuenta de este apunte, y ante la creciente inquietud que nos invade a los enamorados de la cultura, sobre el camino que está siguiendo la misma, es necesario volver al pasado y recoger algunas de sus premisas para intentar delimitar el concepto, ya que ante la inminente globalización de las sociedades mediante los poderes dominantes estamos olvidando el verdadero valor del «arte”:  un agente colaborador clave de la cultura en el acertado o equivocado desarrollo de la sociedad.

La aparición del concepto “cultura de masas” (la que se produce y pretende llegar a toda la sociedad en su conjunto viendo ésta como una simple consumidora que no reflexiona ante los hechos culturales, simplemente sigue las modas) aparece con ella un comportamiento nuevo frente al «arte», todos quieren participar de él y sobre todo, todos quieren sacar beneficios de la mismo. El artista y su obra muchas veces pasan desapercibidos y el valor lo adquieren otros intereses cuestionables: grandes nombres o empresas.

El arte contemporáneo tiene hoy más que nunca la posibilidad de desenvolverse en un sinfín de contextos, contando con la emergencia de profesionales en la creación, en la gestión y la  difusión.

Son los valores y beneficios del «arte» y  la cultura los que debemos fomentar y difundir; el «arte» no debe basarse simplemente en el mercado y en trabajos que fomentan el amiguismo de algunos mal llamados “productos y gestiones culturales”.

Esta cultura ideal e idealizada promovida por algunas políticas culturales simplemente tratan de como apunta     S. Freud, “adoctrinar al supuesto sujeto ideal bajo sistemas de poder (religioso, político, mercantil…)”*.

Para una posible definición del término «arte» debemos tener muy en cuenta la libertad individual contra determinadas formas o exigencias de la cultura actual. No debemos dejarnos llevar por todo si previo conocimiento ni reflexión, como una simple prenda de ropa que nos ponemos por moda. Impostura cotidiana.


No por abrir más nuestros ojos al «arte», veremos más cultura, hay que “mirar y sobre todo distinguir con agudeza, sutileza y rapidez” entre una obra o hecho cultural, y lo que posiblemente no lo sea, ampliando e impulsando nuestra propia esfera cultural, haciendo que el «arte» nos mire mientras nosotros lo contemplamos.

*Freud, S., El malestar de la cultura y otros ensayos. Alianza editorial, Madrid, 1987.

Edited by Olivia Palacios.