Su memoria casi fotográfica es la fuente de la que bebió la totalidad de su creación literaria. Escribir y recordar, recordar y escribir.
Miguel García Posada en el prólogo a La rosa y el látigo, apunta al recuerdo «como sustento de su creación y como tema».
Tonalidades, climas y atmósferas colman al autor trasladadas como puntos de anclaje entre discurso y significación.
Su oficio de escritor nace de una voluntad coloquial de la calle, refinada tras ir sumando niveles verbales a lo largo de su trayectoria vital.
En definitiva, uno de los grandes estilos literarios y literatos del siglo pasado.
Hace unos días leí una entrevista de José Ángel Mañas, titulada «Conversando con Umbral» http://www.elespanol.com/firmas-invitadas/conversando-con-umbral/,
Me gustaría compartir con vosotros lectores, su opinión acerca del oficio del escritor:
Uno tiene que morirse para recibir elogios. Lo decía Jardiel Poncela en su epitafio. Yo, de todas formas, iba para maldito a lo Baudelaire, pero al final me he quedado en Umbral, que es más cómodo. Me va a pasar como a Ramón. Mis libros circularán de mano en mano durante décadas y siempre habrá alguien que me descubra y que se dé cuenta de que escribía cojonudamente bien. Es lo que tiene dedicarse en cuerpo y alma al oficio.
Mis ídolos literarios (…) situados en un limbo de luz y versos, de patios y cultura, (…) los imagino paseando siempre por aquellos claustros, en un sol tranquilo, sin otra ocupación que intercambiarse metáforas de los clásicos y ocurrencias propias. Eso era para mí la literatura.
(…) No me habría importado no ser nunca escritor con tal de que se salvase la literatura. Me bastaba, saber que ese mundo sosegado y lleno de imágenes existía, y esto me consolaba hasta resignarme a no acceder a él.
La literatura como vida, como oficio, como imagen y memoria, como recuerdo.
Mientras escribo esta entrada, una mosca choca contra el cristal de la habitación, cae medio atontada y parece morir. La literatura y su oficio cobran nuevos sentidos, nuevas miradas a nuestro alrededor.
El vocablo «Umbral» viene recogido en el DRAE en su segunda acepción como:
Paso primero y principal o entrada de cualquier cosa.
…Mi camino sigue tras su significado.
Edited by Olivia Palacios.
Umbral trabajaba, coño, trabajaba escribiendo aunque escribía sin esfuerzo (o lo parecía). Escribía y en la escritura se dejaba llevar por sinfonías silábicas y creo yo que muchas veces gozaba del placer inefable del puro texto y la pura forma. Escribía y eso es el oficio, escribir. Todo lo contrario a las monsergas cursis de los «talleres de escritura». De ahí salen escribientes o amanuenses, que no es lo mismo. Escritores hay pocos y genios imbuidos de su trabajo solitario y perpetuo, menos.
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Qué puedo añadir…,tu comentario ilustra mi entrada y mi admiración por la literatura y por Umbral. Saludos.
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